Al llevar al equipo de Toulouse al más alto nivel, el pirenaico Jean Espoey debe resistir los avances de la inquietante Sonia de Blick y superar la traición de uno de sus jugadores, que logra herirlo durante un partido. (FILMAFFINITY)
Está interpretada por Adolphe Jauréguy, el auténtico capitán de la selección francesa de rugby, y la película nos cuenta el relato de un amor a tres bandas, aunque el trasfondo del guión se centra en el rugby. Toulouse, cercana a la España vasca, cuenta con un equipo de rugby. Y dado que esa localidad no está lejos de las Vascongadas, podemos ver que muchos de los intérpretes lucen boina, como para recordarnos su procedencia.
Jean Espoey (Jauréguy), a quien Dios no lo dotó de arte interpretativo, se las ve nada menos que con Lil Dagover, aquí convertida en condesa ninfómana y despechada. La historia discurre por caminos ya conocidos, aunque al final se le añade algo de intriga. Hay secuencias (pocas), desarrolladas en el terreno de juego y se da la curiosa circunstancia (algo cutre, para emplear un término actual), de que los jugadores simulan correr cuando vemos que el fondo es papel pintado imitando a los espectadores. Y luego, en secuencias más cercanas, la cámara se sitúa en contrapicado y esos mismos jugadores caminan sobre un suelo transparente (¿cristal?).
El director fue André Hugon, que años atrás había lanzado al cine a la mítica Mistinguett, con algunos cortos que ya trajimos aquí. Por cierto, en los intertítulos hemos empleado la palabra "Tolosa", aunque sea la Tolosa francesa. Si con estos comentarios no se ha despertado vuestro interés, me temo que poco más podemos deciros al respecto. Es una rareza y como tal debe aceptarse. (Eddie Constanti)